miércoles, 27 de febrero de 2008

EL DELITO DE SINDICALIZARSE EN EL PERÚ

Miles de trabajadores son despedidos por el solo hecho de reclamar sus derechos elementales: organización sindical, ocho horas de trabajo, sueldo justo, seguridad social, pensiones. Una sola empresa, Icadie SAC despidió de un plumazo 1,200 trabajadores por haber formado sindicato. Ya son más de 3825 textiles lanzados a la calle.Hace casi un siglo, en 1912, la empresa norteamericana Cerro de Pasco Corporation hacía que sus trabajadores laboraran hasta 36 horas continuas. Para que resistiesen esas jornadas de infierno, les daban hojas de coca. Lo denunció la escritora Dora Mayer en un folleto editado en inglés y español. La situación no ha mejorado desde entonces. En febrero del 2008, en este momento, hay obreros textiles peruanos que trabajan, sin masticar hojas de coca, horarios corridos de hasta 32 horas. El moderno empresario textil del siglo XXI imagina que los obreros peruanos son robots, incluidas las mujeres embarazadas que también están obligadas a cumplir estos horarios.Para mejorar esta situación, los obreros, amparados en la Constitución, deciden organizarse en un sindicato, pero a los empresarios que sólo piensan en sus utilidades, esto no les agrada y resuelven despedirlos, aunque las leyes vigentes lo prohíban. Por ejemplo, los trabajadores de Icadie SAC, service de la empresa Diseño y Color S.A., formaron su sindicato en octubre del 2007 y el 30 de noviembre del 2007 fueron despedidos 1,200 de los sindicalizados, quienes ahora engrosan las estadísticas de despedidos por la misma causal (filiación sindical), que en los últimos tres años ha alcanzado la cifra de 3,825.A los empresarios textiles les desagradan los sindicatos, pero también los permisos por razones de salud y las vacaciones de sus trabajadores. Todos los obreros la pasan mal, pero el caso de las trabajadoras es realmente estremecedor. No se les respeta ni siquiera el derecho vital de reproducción, es decir, no gozan de permisos pre ni pos natal, ni las horas de lactancia, a los que tienen derecho por ley.La gravidez como delitoEl de Ketty Mariana Martínez Soto, obrera textil despedida de Icadie SAC, es un caso emblemático. Con su nena en el brazo, dice que no le permitieron utilizar su hora de lactancia y por ello le dio una severa mastitis (inflamación de los senos por la leche acumulada). Tuvo que resistir 32 horas de trabajo. No sólo eso, sino que, a pesar que EsSalud depositó el cheque del subsidio pos natal a la empresa, ésta jamás se lo entregó. Cuando fue a reclamar, le cerraron las puertas; entonces decidió afiliarse al sindicato y por eso la despidieron. En una empresa textil, estar embarazada es un grave delito. A las mujeres en estado las hostilizan para que renuncien. En la empresa en que trabajó Ketty Mariana, en este instante, hay 8 mujeres embarazadas que están a punto de perder su trabajo.Seguirá en la lucha Jackson Tanca (26), recuperador de prendas en la empresa Star Print, también fue despedido. La causa: fomentar el sindicalismo y reclamar por sus derechos y los de sus compañeros. Se opuso a las jornadas de 32 horas de trabajo. Reclamó el pago completo de las horas extras y lo botaron. “Han montado un régimen cuartelario en la fábrica. Para mantener a raya a los trabajadores, los obligan a trabajar largas jornadas, llegando en algunos casos al extremo de decomisar las tarjetas personales para que no puedan salir de la planta industrial, con lo cual mantienen virtualmente en cautiverio al trabajador, para que trabaje forzosamente más de 8 ó 12 horas”, dice y asegura que estará en la lucha.Esto y más sucede en pleno siglo XXI en empresas peruanas que crecen y crecen y maltratan y maltratan a los obreros. Se paga salarios de 450 soles mensuales (150 dólares) y bajo amenaza constante para que nadie reclame. Este régimen de explotación se aplica en el Grupo Topy Top, Diseño y Color, Ceditex y Copettex, entre otros.¿Ley de exportación o de salvaje explotación?Los obreros textiles están sometidos a un régimen laboral retrógrado, que viene sosteniéndose desde 1978, a partir de la dación del Decreto Ley 22342, más conocido como Ley de Exportación No tradicional, que permite aplicar un régimen contractual especial que finalmente coloca y atrapa al trabajador en una situación de absoluta precariedad y desamparo. La Ley, en su artículo 32, permite que las empresas puedan contratar a trabajadores por periodos muy cortos de 2 ó 3 meses, renovando estos contratos de manera sucesiva, sin ningún tope en el tiempo, que sí se debe fijar en otros sectores. Por ello, tenemos casos de trabajadores que vienen laborando para una misma empresa o para un mismo grupo económico como los Flores (Grupo Topy Top) y los Torres (Grupo Diseño y Color) durante 10, 15 y hasta más de 20 años, pero sin estabilidad laboral ni beneficios.Este marco jurídico laboral se aplicó en todo sus extremos en tiempos del ex dictador Fujimori, quien pulverizó toda la legislación laboral que aún protegía los derechos esenciales de los trabajadores. Esa legislación no fue derogada durante el gobierno de Toledo y el presidente García, que prometió acabar con la explotación de las services y restablecer la jornada de las ocho horas de trabajo, ahora pide a los trabajadores del sector público que trabajen 16 horas.

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